La Malasia de Anwar intenta mediar entre Phnom Penh y Bangkok
El primer ministro de Kuala Lumpur habla de un alto el fuego, pero ambas partes continúan acusándose mutuamente mientras aumentan los muertos y el número de desplazados. La frontera que trazaron los franceses en 1907 y la consiguiente suerte de los templos de Preah Vihear y Ta Muen Thom ofrecen un pretexto fácil para el nacionalismo, que en ambos lados sirve para encubrir otras tensiones. Pero la zona en disputa también es una encrucijada de caminos para la actividad criminal desde hace cincuenta años.
Milán (AsiaNews/Agencias) - Malasia, presidente de turno de la ASEAN, la organización de países asiáticos, está intentando lograr el fin de las hostilidades entre Camboya y Tailandia, que desde ayer por la mañana intercambian fuego de artillería, misiles y ataques aéreos en la zona fronteriza. El primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, declaró hoy que ambas partes habrían aceptado un alto el fuego y la retirada de sus tropas de la zona en disputa. En el discurso que pronunció en la celebración del Día Internacional contra las Drogas 2025 en Kuala Lumpur, Anwar dijo que ambos países habrían respondido positivamente, pero habrían pedido un poco de tiempo para llevar a cabo la retirada.
Anwar mantuvo contactos directos con el primer ministro camboyano, Hun Manet, y el primer ministro interino tailandés, Phumtham Wechayachai, para expresar la preocupación de Malasia por la escalada, y recibió la disponibilidad a reducir la tensión y a implementar un alto el fuego. Queda por ver si se ha logrado realmente el fin de las hostilidades: el primer ministro camboyano, Hun Manet, afirma haber aceptado el alto el fuego, pero acusa a Bangkok de no haber hecho lo mismo. Por su parte, Tailandia no ha comentado hasta el momento estas noticias y continúa evacuando a decenas de miles de civiles mientras el número de muertos ha aumentado a 16. El conflicto también está en la agenda de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU convocada para esta tarde. Existe gran preocupación por el tipo de armamento que se está utilizando: Tailandia acusó recientemente a Camboya de minar nuevas áreas, y Phnom Penh ha respondido denunciando el uso de bombas de racimo por parte de la aviación tailandesa.
Los acontecimientos actuales han renovado la atención sobre la zona que rodea el templo de Preah Vihear, históricamente disputada entre ambos países. Ya en 2008, cuando este lugar sagrado - uno de los más espectaculares del imperio jemer - fue propuesto por Camboya como patrimonio de la humanidad a la UNESCO, se produjeron enfrentamientos armados a lo largo de la frontera, con muertos en ambos lados. Bangkok reclama el templo y no reconoce la autoridad del fallo de la Corte Internacional de Justicia que ya en 1962 había legitimado los límites de 1907 trazados por Francia, la entonces potencia colonial, que desvía la línea fronteriza con respecto al curso del río local para incluir el complejo histórico en territorio camboyano.
Los templos en disputa son Ta Muen Thom, Ta Muen Tauch, Ta Krabei y la zona de Mom Bei. Esta última, de apenas 12 kilómetros cuadrados, se encuentra en la intersección de las fronteras de Tailandia, Camboya y Laos, conocida en las décadas de 1970 y 1980 como un foco de actividad delictiva relacionada con el tráfico y la producción de drogas. Ahora es una zona minada, como resultado de los enfrentamientos entre las tropas de los tres países.
En el escenario actual también influyen el creciente nacionalismo en ambos países y las tensiones internas: no es casualidad que la disputa en curso desde mayo haya provocado la suspensión de la primera ministra Paetongtarn Shinawatra en Bangkok, traicionada precisamente por sus relaciones con la familia de Hun Sen. Y asimismo tendrá consecuencias económicas. Ambos países han adoptado restricciones recíprocas que han frenado el comercio transfronterizo, que en 2024 alcanzó un valor aproximado de 5.440 millones de dólares estadounidenses. Phnom Penh, por ejemplo, ha prohibido las importaciones de frutas, verduras, suministros energéticos y servicios de internet. A esto se sumarían otras cuestiones, como la presencia de casinos camboyanos cerca de la frontera, frecuentados regularmente por ciudadanos tailandeses, tal como ocurría con los templos. La posibilidad de que Bangkok los legalice genera preocupación por la pérdida de los considerables ingresos económicos.
(colaboró Joseph Masilamany)
01/09/2021 15:28