26/06/2023, 14.29
MUNDO RUSO
Enviar a un amigo

La marcha interrumpida del cocinero de Putin

de Stefano Caprio

Si se toman en cuenta los hechos de 1917 para comprender lo que ha ocurrido en las últimas horas en Moscú, resulta evidente que Putin no es Lenin ni Prigozhin es Kornilov. Pero la yuxtaposición sugiere el comienzo de una nueva etapa, si es que no toda una revolución, en la Rusia en guerra contra el mundo.

 

El mundo entero ha quedado en suspenso, comenzando por la misma Rusia, desde la noche del viernes 23 de junio hasta la del día siguiente, y quedó completamente eclipsada la obra en cartel de la "contraofensiva ucraniana". Se puso en escena la espectacular "marcha sobre Moscú" de Yevgeny Prigozhin y su orquesta de 25.000 "músicos", como se denomina a los combatientes mercenarios del grupo -inspirado en el compositor alemán Wagner, autor de mitos que desatan instintos apocalípticos-. Un siglo después de una marcha similar de Mussolini sobre la capital del reino de Italia, la de Prigozhin ha tenido un rumbo y un desenlace completamente opuestos a los que dieron origen al fascismo.

En efecto, los camisas negras encontraron muchos obstáculos en el camino de Milán a Roma, quedaron temporalmente detenidos en Perugia y parecía que no podrían alcanzar su objetivo. Sin embargo, ayudado por protectores muy poderosos, el Duce logró presentarse ante el rey y consiguió el gobierno de Italia servido en bandeja de plata. Los enormes rusos con pasamontañas, en cambio, subieron tranquilamente a sus camiones y recorrieron en un solo día los casi mil kilómetros que hay desde Rostov-sul-Don, base militar de la campaña rusa en Ucrania -donde fueron despedidos por multitudes exultantes- hasta muy cerca de Moscú. Se detuvieron 200 kilómetros antes, cerca de Tula, y después regresaron pacíficamente, sin haber hecho absolutamente nada.

En medio de la tensión apocalíptica que ha sacudido a la opinión pública internacional por la posibilidad de que estallara una guerra civil en una de las mayores potencias nucleares, no hubo noticias de enfrentamientos armados, tiroteos o bombardeos, ni siquiera una escaramuza. Sólo, como un hecho curioso, se habló de que habían derribado un par de helicópteros, pero ni siquiera se molestaron en explicar dónde y por qué estaban volando. En vez de conquistar el Kremlin, Prigozhin fue indultado incluso antes de que comenzara un juicio por intento de golpe de Estado, y se fue a Bielorrusia con su amigo Lukashenko, quien apareció de pronto para detener al golpista y resultó ser un gran mediador, después de treinta años en los que ni siquiera podía llevarse bien consigo mismo. Una parte de los "músicos" fue incorporada al ejército regular, otra se está tomando unas merecidas vacaciones y nadie tiene nada más que añadir al asunto.

De esa manera el líder de los mercenarios ha recuperado por completo su reputación culinaria sirviendo un menú muy picante y muy ruso, que según un proverbio local, "no se puede tragar sin medio litro". De vodka, por supuesto. En realidad el primer plato que había presentado resultó un poco indigesto, entre otras cosas debido al excesivo tiempo de preparación: el "cocido de Putin", que desde hace unos meses ha estado abriendo el servicio del "cocinero". Incluso llegaron a decir que el zar se había escondido, aterrorizado, en un búnker de San Petersburgo, y que a estas alturas debía estar preparándose para abandonar el poder y refugiarse en Irán o Corea del Norte. Putin habló en directo por televisión recién 12 horas después de que hubiera empezado la marcha, con un discurso bastante liviano, y aseguró que "defenderemos a nuestro pueblo de traidores y amotinamientos".

En la declaración de Putin resonaron palabras evocadoras de eventos cruciales de la historia de Rusia, desde "inestabilidad interna" hasta "revolución". A principios del siglo XVII, Rusia estaba en peligro de ser invadida por Polonia, y fue salvada por milicias voluntarias que organizaron mercaderes y príncipes, lo que permitió el ascenso de los zares Romanov. Es la época que se conoce precisamente como "de la Inestabilidad", cuya conclusión en 1612 es actualmente la fiesta nacional del 4 de noviembre, Día de la Unidad Popular. La revolución, en cambio, se refiere a la de 1917: en febrero (en realidad el 8 de marzo) las mujeres de Petrogrado habían atacado el Palacio de Invierno, expulsando sin encontrar oposición a los pocos cadetes que lo custodiaban. El ejército se había concentrado en el frente con Alemania e incluso el zar Nicolás II se había trasladado cerca de las líneas, sin darse cuenta de que estaba perdiendo completamente el control de la situación. En el caos de los meses siguientes, antes del golpe de Estado bolchevique de Lenin y Trotsky, el gobierno provisional de Kerensky no sabía qué rumbo tomar y el ejército se había disuelto por completo; entre agosto y septiembre el general Kornilov trató de tomar las riendas de la situación, pero nadie lo apoyó, y su fracaso fue el golpe definitivo que abrió el camino a los soviéticos.

Putin no es Lenin ni Prigozhin es Kornilov, pero la yuxtaposición sugiere el comienzo de una nueva fase -si no de una revolución- en la Rusia en guerra contra el mundo entero. Podría ser, como muchos piensan, el principio del fin del propio Putin, incapaz de gobernar ni siquiera a sus servidores más leales. O, por el contrario, Prigozhin ha organizado toda la farsa por orden del mismo Putin, quien de este modo prepara grandes cambios y busca formas de justificar la evidente derrota de la guerra en Ucrania.

Los cambios en vista parecen estar indicados por el "plato principal" que ofrece el cocinero, "generales a la parrilla", los grandes enemigos de Prigozhin que él trata de asar desde hace meses: el ministro de defensa Sergej Shoigu, y el jefe de Estado Mayor Valery Gerasimov. Ambos nacidos en 1955, algo más jóvenes que Putin, son los hombres que desde hace treinta años garantizan la transición postsoviética. Shoigu ya estuvo a cargo de Defensa Civil bajo Yeltsyn, y ocupó muchos otros cargos, sin bajarse nunca del carro del poder, en todas las transiciones de régimen y de sistema. Gerasimov también ha estado siempre en la cúpula militar desde la década de 1990, y en él se concentra el legado de toda la escuela militar ruso-soviética, tal como lo ha reconocido su discípulo Valerii Zaluzhnyj, comandante general del ejército enemigo de Ucrania. Cuando terminó la marcha sobre Moscú, llegaron garantías del Kremlin de que "nadie será despedido", comenzando por los dos enemigos de Prigozhin, pero su preparación en la parrilla wagneriana indica, en efecto, que ha terminado una era y otra tendrá que comenzar pronto.

Por último, de postre, tenemos la "crema de Prigozhin a la bielorrusa", que se puede combinar y degustar libremente con muchos otros ingredientes dulces y salados. El jefe del Wagner no quería quedar sometido, junto con sus hombres, al ejército regular, y la marcha de "reivindicación sindical", como la han llamado algunos, le permite ahora retirarse en orden, a una Bielorrusia africana o caribeña, según los gustos y conveniencias. Salvo que vuelva a la carga con algún otro menú fuerte, y entonces hará falta mucho más de medio litro de vodka para poder digerirlo.

 

TAGs
Enviar a un amigo
Vista para imprimir
CLOSE X
Ver también
Revuelta de Prigozhin: silencio de Beijing y temor por la inestabilidad en Moscú
24/06/2023 16:01
Putin, la debilidad del hombre fuerte
06/05/2023 16:04
Prigozhin, el 'cocinero' del putinismo extremo
18/03/2023 14:27
No solo Wagner: la proliferación de empresas militares privadas rusas
23/05/2023 11:29
Los amigos de Prigozhin desde Minsk hasta Crimea
29/06/2023 12:51


Newsletter

Suscríbase a la newsletter de Asia News o cambie sus preferencias

Regístrese
“L’Asia: ecco il nostro comune compito per il terzo millennio!” - Giovanni Paolo II, da “Alzatevi, andiamo”