La orden de Xi Jinping a las religiones: acelerar la sinicización
En un discurso que pronunció en una sesión especialmente convocada del Politburó del Partido Comunista Chino, el presidente solicitó que “doctrinas, reglas, sistemas de gestión, rituales, costumbres y normas de comportamiento” encarnen “las características chinas” y se adapten “a las exigencias de los tiempos”. Recomendó "una aplicación rigurosa" de las regulaciones y reforzar las directrices políticas.
Beijing (AsiaNews) - Xi Jinping quiere que las religiones "aceleren" la sinicización. El presidente chino insistió en este requerimiento el 29 de septiembre en una sesión de estudio del Politburó del Partido Comunista Chino especialmente convocada por él mismo para tratar el tema de la política religiosa. Esto confirma una vez más hasta qué punto el gobierno considera fundamental el control de las actividades y los mensajes que transmiten las cinco confesiones oficialmente reconocidas por el gobierno (budismo, taoísmo, islam, protestantismo y catolicismo) en su visión política.
“Como demuestran la historia y la práctica – dijo Xi Jinping - solo promoviendo continuamente la sinicización de la religión en China podemos fomentar la mansedumbre (和順) de la religión, la armonía étnica, la armonía social y la estabilidad nacional a largo plazo. Como Estado socialista guiado por el Partido Comunista Chino – añadió – es un requisito ineludible guiar activamente la religión para que se adapte a la sociedad socialista”.
“Debemos guiar a los referentes religiosos y a las masas de creyentes – siguió diciendo el presidente chino – para dejar firmemente establecida una comprensión correcta del Estado, la historia, la nación, la cultura y la religión, y para fortalecer constantemente las ‘cinco identidades’ (五個認同), a fin de que participen voluntariamente en la construcción de la modernización según el estilo chino”. Las “cinco identidades” a las que Xi hace referencia son la identificación con la “gran patria” (el llamado patriotismo), con la nación china, con la cultura china, con el Partido Comunista Chino y con el socialismo con características chinas. Estas identidades demuestran claramente que para Beijing la sinicización no es una simple traducción a sus propias categorías culturales del mensaje de cada confesión, sino un imperativo patriótico, que considera las religiones como un engranaje de su propio sistema.
En este marco – según la agencia Xinhua – Xi Jinping quiere que “doctrinas, reglas, sistemas de gestión, rituales y costumbres, normas de comportamiento” encarnen “las características chinas” y se adapten “a las exigencias de los tiempos”. Por eso se multiplican las leyes y reglamentos sobre actividades religiosas, que se deben "aplicar rigurosamente para mejorar el nivel de legalidad en el trabajo religioso". Aparentemente es un principio de carácter general, pero su verdadero significado de control se intuye fácilmente al observar – por ejemplo – lo que ha ocurrido en los últimos meses en el mundo budista en relación con el monasterio de Shaolin y la repentina caída en desgracia de su abad. Por último, cuando se pide a los comités del Partido que fortalezcan “su liderazgo sobre el trabajo religioso”, eso implica construir “a todos los niveles” equipos encargados de este ámbito “formando una fuerza conjunta para promover la sinicización de la religión en nuestro País”.
Esta línea política tan específica de Xi Jinping también debe ser tenida en cuenta en el camino de unidad de la Iglesia católica en China. Y por eso resulta extremadamente importante la reciente entrevista del Papa León XIV donde explica que en este momento está hablando con diferentes personas que piensan de manera diferente, para “comprender mejor cómo puede hacer la Iglesia para continuar su misión respetando tanto la cultura como las cuestiones políticas, que obviamente tienen gran importancia, pero respetando también a un grupo significativo de católicos chinos que durante muchos años ha vivido una forma de opresión o dificultades para vivir su fe con libertad”.