Las repatriaciones forzadas y las prohibiciones impuestas por los talibanes agravan el balance del terremoto
El balance oficial del terremoto en las regiones orientales de Afganistán asciende a 800 muertos y más de 2800 heridos, mientras que los equipos de rescate tienen dificultades para llegar a las zonas remotas afectadas. La emergencia se suma a los casi dos millones de refugiados que se han visto obligados a regresar de Pakistán e Irán en los últimos meses. Además de la falta de infraestructuras, la escasez de médicas, consecuencia de las prohibiciones impuestas por los talibanes tras su regreso al poder, está complicando aún más la asistencia.
Kabul (AsiaNews/Agencias) - Un violento terremoto sacudió Afganistán en la noche del 31 de agosto al 1 de septiembre, agravando una situación humanitaria ya de por sí dramática, caracterizada por la presencia de miles de refugiados y la falta de infraestructuras de transporte y sanitarias. Según las autoridades talibanes, el balance provisional de víctimas, que en su mayoría dormían en sus casas durante el terremoto, es de al menos 800 muertos y más de 2800 heridos.
El terremoto ha golpeado al país en un momento de extrema fragilidad tras el regreso de los refugiados afganos expulsados de Pakistán e Irán, los dos países que acogen al mayor número de refugiados desde el regreso al poder de los talibanes en agosto de 2021.
Un informe reciente del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) revela que, solo desde principios de año, casi dos millones de afganos han regresado de Irán. De ellos, el 85 % (más de 1,6 millones de personas) regresó entre el 20 de marzo y el 20 de agosto, y al menos el 60 % fue expulsado por la fuerza.
Aunque el ministro del Interior iraní sostiene que el 70 % de los retornos son voluntarios, los relatos de los migrantes pintan un panorama diferente. Muchos han denunciado malos tratos, violencia y confiscación de dinero por parte de la policía iraní, y describen sus experiencias como «humillaciones y tratos degradantes».
Ya en julio, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) había hecho un llamamiento para que se pusiera fin a las repatriaciones forzadas, subrayando que estaban agravando la crisis humanitaria. «En poco más de siete meses, más de 1,9 millones de afganos han regresado a Afganistán desde Irán y Pakistán», advirtió Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Solo desde Irán, han llegado 1,5 millones de personas desde principios de año, de las cuales el 60 % ha sido expulsado.
Pakistán había iniciado su «Plan de repatriación de extranjeros ilegales» en octubre de 2023. Sin embargo, las organizaciones de derechos humanos han denunciado en repetidas ocasiones que las repatriaciones no solo afectan a los indocumentados: incluso los refugiados en situación regular se han visto obligados a abandonar el país debido a las amenazas de la policía. Las provincias afganas más afectadas por el terremoto, Kunar y Nangarhar, se encuentran en la parte oriental del país, en la frontera con Pakistán.
En los últimos meses, Tayikistán también ha comenzado a repatriar a refugiados afganos. Según la OACDH, el 8 de julio, varios ciudadanos afganos, entre ellos refugiados y solicitantes de asilo, fueron convocados e informados de que debían abandonar el país en un plazo de 15 días. Entre octubre de 2024 y julio de 2025, al menos 485 afganos fueron expulsados, según informó la ONU. A esta situación se sumó Alemania, que el 18 de julio repatrió por primera vez a 81 hombres afganos, entre ellos algunos solicitantes de asilo.
Las prohibiciones impuestas por los talibanes en los últimos cuatro años han complicado aún más las operaciones de rescate. Fuentes locales informan de que la escasez de médicas está dificultando la asistencia y la atención a las víctimas femeninas. De hecho, a las mujeres se les prohíbe la educación secundaria y el acceso a diversas profesiones en contacto con el público, incluidas las sanitarias, mientras que los hombres, según las normas culturales tradicionales, no pueden visitar a mujeres desconocidas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado que las labores de rescate también se ven obstaculizadas por la falta de infraestructuras. «Las carreteras dañadas, las continuas réplicas y la ubicación remota de muchas aldeas dificultan gravemente la distribución de la ayuda», ha declarado la OMS, subrayando que al menos 12.000 personas se han visto afectadas por el terremoto. La fragilidad del sistema sanitario local, que ya estaba al límite antes de la catástrofe, ha hecho que el país dependa totalmente de la ayuda exterior.
Según testimonios recopilados por Reuters, en algunas zonas remotas del país los equipos de rescate aún no han podido llegar. Una fuente informó que la carretera a Kunar estaba bloqueada por una larga fila de ambulancias que esperaban para llegar a las aldeas arrasadas por el terremoto.
16/01/2024 16:22
11/11/2021 13:35