Nueve familias serán desalojadas de una plantación después de 80 años de trabajo
Miembros de la comunidad Malayah Makkal, originaria del sur de la India, corren el riesgo de quedarse sin hogar. "No sabemos adónde ir", dicen a AsiaNews. Después de décadas de trabajar sin protección de la seguridad social, la nueva propietaria, que vive en Estados Unidos, anunció la venta y ordenó a las personas que viven allí que se vayan en tres meses. La ONG Voice of Plantation People: "Es una cuestión de humanidad".
Galle (AsiaNews) - Son nueve familias pertenecientes a la comunidad Malayah Makkal, originaria del sur de la India. De las veinte que vivían en Hammeliyawatte, división administrativa de Baddegama, distrito de Galle, desde 1945, y que dedicaron su trabajo y sus esfuerzos al desarrollo de la finca, hoy solo quedan ellos. Desde 2023 no tienen trabajo. Hace tres meses les dijeron que debían irse. Se preguntan si el desalojo es "justo" después de haber trabajado 80 años en la finca.
Hammeliyawatte también se conocía como Wilegodawatte. Aunque antiguamente se cultivaba té y caucho, en los últimos años la canela había reemplazado a estos dos cultivos. La finca tenía unos 77 acres y allí vivían 20 familias de trabajadores. Se alojaban en dos hileras de casas adosadas con 16 habitaciones, que ahora muestran evidentes signos de deterioro.
Posteriormente el propietario de la finca, Jayantha Samarasinghe, vendió los 77 acres en partes separadas y un pequeño terreno fue destinado al cementerio para la gente de la finca. Actualmente solo quedan 6 acres de terreno. A excepción del espacio donde viven las personas, en esos 6 acres restantes se ha cultivado canela. Tras la muerte de Jayantha Samarasinghe, alrededor de 2002, la administración de la finca quedó a cargo de su esposa, maestra y luego directora en una escuela cingalesa de la zona. Ahora está en manos de su hija Sasanka, médica, que vive en Estados Unidos.
Tras varios años de silencio, la actual propietaria llamó repentinamente a Sandanam Walliamma –la hija mayor de la familia de trabajadores más antigua que actualmente vive en la finca, de 58 años– para informarle que había llegado a Sri Lanka y debía reunirse con los trabajadores de inmediato. El 5 de julio llegó a su bungalow junto con tres hombres y una mujer, para hablar con todos los otros miembros de la familia. Dijo: “Mi madre es mayor y ya no puede ocuparse de la finca, así que la venderemos. Tienen tres meses para encontrar otro lugar donde vivir”.
La gente de Hammeliyawatte quedó conmocionada: “¿Qué vamos a hacer? Los niños todavía van a la escuela, aquí tenemos derecho a voto. Estamos registrados para todo lo relacionado con la finca. ¿Adónde se supone que vamos a ir?”, respondió Walliamma. Pero Sasanka contestó que no era un asunto de la familia Samarasinghe y que no podían vender la tierra mientras ellos estuvieran allí. “Nos han concedido una prórroga de tres meses por compasión. Después de que se vayan -dijeron -, abriremos una cuenta bancaria para cada familia con 2 lakh de rupias y lo acreditaremos. Dado que ahora ustedes también ganan dinero, añadan el dinero restante y construyan una bonita casa”, sugirió Sasanka.
Dos de los hombres más ancianos que trabajaron en la finca y todavía viven allí dijeron a AsiaNews que no pueden tolerar una declaración como esa de parte de los administradores de la finca después de 80 años y cinco generaciones. Añadieron que debe haber una solución equitativa para este problema. “Aunque la señora Sasanka nos diga que nos vayamos, no tenemos adónde ir. ¿Adónde se supone que vamos a ir? O la señora nos construye nueve casas en otro lugar y nos permite establecernos allí”, dijeron Palaniwelu, de 82 años, y Gopal Sandanam, de 80.
Las nueve familias suman un total de veinticinco personas, incluyendo los niños. Una joven se ha licenciado en Estudios Internacionales, Psicología y Ciencias Políticas. A pesar de las graves dificultades económicas y los desafíos, de alguna manera ha logrado estudiar y tiene la esperanza de que sus hermanos menores que viven en la finca también reciban una buena educación. Ella habló con AsiaNews sobre el inesperado intento de desalojo: "Mis padres y mis abuelos nacieron aquí: han trabajado duro desde 1945. ¿Adónde podemos ir? Nuestros padres han sobrevivido haciendo trabajos precarios desde 2023”.
Voice of Plantation People, la organización que ayuda a los habitantes de la finca a afrontar esta difícil situación, considera que se trata de una decisión muy injusta. “La propietaria podría haber vendido la finca dejando aparte la tierra donde viven estas 9 familias. No son muchos, solo 9 familias. Es una cuestión de humanidad”, dijo a AsiaNews el director ejecutivo, Anthony Jesudasan.
Añadió que desde el principio a ninguno de los trabajadores - cuatro generaciones de residentes en la finca de Hammeliya - se le proporcionó documentación relativa a su empleo, y ninguno recibió información sobre el pago de las contribuciones fiscales obligatorias al Employers Provident Fund (EPF) y al Employers Trust Fund (ETF), a pesar de que algunos han trabajado durante más de 60 años en la finca. Los trabajadores de la finca no recibían pago en efectivo, sino que el propietario les entregaba vales para comprar raciones secas en una tienda cercana.
Los trabajadores recuerdan que alrededor de 2007 les pagaban unas 500 rupias al día (unos 1,4 euros) por cultivar, cuidar y recolectar la canela. En 2023 la paga diaria había aumentado a unas 1.500 rupias. La organización explica que, si bien los trabajadores han contribuido con su trabajo durante décadas a la finca, los dueños de la misma no les garantizaron los derechos legales a la seguridad social y a la jubilación.
04/08/2022 14:03
25/02/2022 13:24