Papa León XIV en la audiencia: 'No hay grito que Dios no escuche'
Prevost se reunió con cerca de 40 mil fieles en la Plaza de San Pedro. Continuando con la catequesis jubilar sobre el tema "Jesucristo nuestra esperanza", comentó el episodio de la curación del ciego Bartimeo en Jericó: "Nunca hay que abandonar la esperanza, incluso cuando nos sentimos perdidos". Oración por las víctimas de la masacre en la escuela de Graz, Austria. Previamente se encontró con Guterres, Secretario General de la ONU.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Unos 40 mil fieles acudieron esta mañana a la Plaza de San Pedro para asistir a la audiencia general del miércoles con el Papa León XIV. En un día soleado, después del habitual recorrido en papamóvil, escucharon la catequesis del pontífice, que forma parte del ciclo para el Jubileo sobre el tema "Jesucristo nuestra esperanza". En el centro del texto de hoy — que Prevost leyó desde el atrio de la Basílica de San Pedro— se encuentra la figura del ciego Bartimeo, que Jesús cura en Jericó (cf. Mc 10,40-52). "Nunca hay que abandonar la esperanza, incluso cuando nos sentimos perdidos", afirmó el Papa León XIV.
Así, el pontífice comenzó la reflexión citando un "aspecto esencial" de la vida de Jesús: sus curaciones. "¡Pidamos al Señor con confianza que escuche nuestro grito y nos cure!", añadió. Bartimeo, explicó Prevost, significa "hijo de Timeo". Es un nombre que lo describe "a través de una relación, y sin embargo él está dramáticamente solo". Él, de hecho, "no consigue vivir lo que está llamado a ser". Está inmóvil, sentado al borde del camino, no sigue a la multitud que acompaña a Jesús. Pero usa sus recursos, es decir, gritar: "¡Hijo de David, Jesús, ten piedad de mí!" (v. 47). Es ciego, "pero paradójicamente ve mejor que los demás y reconoce quién es Jesús". Cristo se detiene, porque "no hay ningún grito que Dios no escuche", lo hace llamar, "lo empuja a levantarse, confía en su posibilidad de caminar".
Bartimeo puede volver a caminar, pero para hacerlo, primero arroja su manto. "Para un mendigo, el manto lo es todo: es la seguridad, es la casa, es la defensa que lo protege", explicó Prevost. De hecho, a menudo lo que frena a las personas de hacer un movimiento, de dar un salto de calidad, son precisamente "nuestras aparentes seguridades, lo que nos hemos puesto para defendernos y que, en cambio, nos impide caminar". Bartimeo expone, de esta manera, toda su "vulnerabilidad"; "paso fundamental para todo camino de curación".
Jesús le pregunta qué puede hacer por él, no da por sentados sus deseos. El mendigo usa el verbo anablepein, que significa "volver a ver", o "levantar la mirada", explicó el Papa León. El mendigo "no solo quiere volver a ver, ¡también quiere recuperar su dignidad!". "Lo que salva a Bartimeo, y a cada uno de nosotros, es la fe. Jesús nos cura para que podamos ser libres", continuó el pontífice.
Al final de la audiencia, el Papa León XIV aseguró su oración por las víctimas de la masacre que se produjo ayer en la escuela de Graz, Austria, y dejó 11 víctimas. "Estoy cercano a las familias, a los profesores y a los compañeros de escuela. Que el Señor acoja en su paz a estos hijos suyos", afirmó. Luego, dirigiéndose a los peregrinos de habla italiana, después de los saludos en otras lenguas, añadió: "Mi pensamiento se dirige finalmente a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. El próximo domingo celebraremos la solemnidad de la Santísima Trinidad. Que la contemplación del misterio trinitario los introduzca cada vez más en el Amor divino".
Por la mañana, a las 9:00 horas, en el estudio del Aula Pablo VI, el Papa León XIV también se reunió en privado con Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas. Este es el primer encuentro personal entre ambos, después de la toma de posesión de Prevost.
02/05/2017 13:54