Papa a los educadores: 'Hagan de las escuelas laboratorios de profecía y esperanza'
En la fiesta de Todos los Santos se proclamó a san John Henry Newman doctor de la Iglesia y copatrono del mundo de la educación. "Trabajemos juntos para liberar a la humanidad de la oscuridad del nihilismo que nos rodea. Formemos personas de carne y hueso, especialmente aquellas que parecen no rendir según los parámetros de una economía que excluye"
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Cuando pienso en las escuelas y en las universidades, las considero como laboratorios de profecía, donde la esperanza se vive, se manifiesta y se propone continuamente A veces, los retos actuales pueden parecer superiores a nuestras posibilidades, pero no es así. ¡No permitamos que el pesimismo nos venza!”.
Esta mañana el Papa León XIV ofreció este mensaje al mundo de la educación en la homilía de la Misa con la que clausuró –en el atrio de la basílica de San Pedro– el encuentro Jubilar que reunió estos días en Roma a miles de maestros y estudiantes de todo el mundo. La celebración fue aún más solemne porque en esta fiesta de Todos los Santos el pontífice quiso, al inicio de la liturgia, asignar el título de doctor de la Iglesia a san John Henry Newman (1801-1890), teólogo británico formado en la Universidad de Oxford, primero presbítero anglicano y luego sacerdote católico y cardenal, un hombre de gran cultura y apasiónado por la transmisión del saber y de la fe.
Al proclamarlo doctor de la Iglesia, a la par de las grandes figuras que en la antigüedad plasmaron el pensamiento cristiano, León XIV lo nombró copatrono, junto con Santo Tomás de Aquino, de todos los sujetos que participan en el proceso educativo. “La imponente estatura cultural y espiritual de Newman –dijo– servirá de inspiración a las nuevas generaciones, con el corazón sediento de infinito, dispuestas a emprender, por medio de la investigación y el conocimiento, ese viaje que, como decían los antiguos, nos hace pasar per aspera ad astra, es decir, a través de las dificultades hasta las estrellas”.
En su homilía, el pontífice destacó el vínculo profundo que existe entre la educación y la esperanza, el tema de este año jubilar. “En el gran campo de la educación, saben bien cuánto la esperanza sea una semilla indispensable –dijo–. Y este es también el sentido del Evangelio de las Bienaventuranzas proclamado hoy. Las Bienventuranzas traen consigo una nueva interpretación de la realidad. Son el camino y el mensaje de Jesús educador. A primera vista, parece imposible declarar bienaventurados a los pobres, a aquellos que tienen hambre y sed de justicia, a los perseguidos o a los trabajan por la paz. Pero, aquello que parece inconcebible en la gramática del mundo, se llena de sentido y de luz en la cercanía del Reino de Dios.”.
Citando al Papa Francisco, su sucesor indicó a los educadores la tarea de “ttrabajar juntos «para liberar al ser humano de la sombra del nihilismo, que es quizás la plaga más peligrosa de la cultura actual, porque es la que pretende borrar la esperanza»”. Y retomando uno de los textos más conocidos de san John Henry –el himno Lead, kindly light (“Guíame, luz amable”)– señaló también el estilo que sugiere Jesús, el único verdadero maestro.
“Es tarea de la educación ofrecer esta Luz amable a aquellos que, de otro modo, podrían quedarse prisioneros de las sombras particularmente insidiosas del pesimismo y el miedo –explicó–. Por eso me gustaría decirles: desarmemos las falsas razones de la resignación y la impotencia, y difundamos en el mundo contemporáneo las grandes razones de la esperanza. Contemplemos y señalemos esas constelaciones que transmiten luz y orientación en nuestro presente oscurecido por tantas injusticias e incertidumbres. Por eso los animo a hacer de las escuelas, las universidades y toda realidad educativa, incluso informal y callejera, los umbrales de una civilización del diálogo y la paz”.
“En el centro de los caminos educativos –advirtió de nuevo– no deben estar individuos abstractos, sino las personas de carne y hueso, especialmente aquellos que parecen no rendir, según los parámetros de una economía que excluye y mata. Estamos llamados a formar personas, para que brillen como estrellas en su plena dignidad”.
En la perspectiva cristiana, la educación “ayuda a todos a ser santos”, añadió el Papa citando algunas palabras pronunciadas por Benedicto XVI precisamente durante el viaje a Gran Bretaña durante el cual, en septiembre de 2010, beatificó a Newman. “Rezo para que la educación católica ayude a cada uno a descubrir su vocación a la santidad –concluyó–. San Agustín, a quien san John Henry Newman apreciaba tanto, dijo una vez que somos compañeros de escuela que tienen un sólo maestro, cuya escuela y cátedra están en la tierra y en el cielo”.
Al término de la celebración, antes de rezar el Ángelus, el Papa invitó finalmente a mirar a la luz de la solemnidad de Todos los Santos de hoy también el tiempo difícil que estamos viviendo: “El misterio de la comunión de los santos, que hoy respiramos a pleno pulmón –dijo–, nos recuerda cuál es el destino final de la humanidad: una gran fiesta en la que celebramos el amor de Dios, presente en todo y en todos, reconociendo y admirando la belleza multiforme de los rostros, todos diferentes y al mismo tiempo semejantes al rostro de Cristo. Mientras anticipamos esta realidad futura, sentimos aún más fuerte y doloroso el contraste con los dramas que la familia humana está sufriendo a causa de las injusticias y de las guerras. Y sentimos todavía más imperioso el deber de ser constructores de fraternidad”.
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