12/05/2016, 12.40
TAIWAN
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Recaudar fondos “no es pedir limosna, sino seguir a Cristo”

de Xin Yage

Un encuentro entre los exponentes de diversas ONGs católicas de Taiwán subraya la importancia de vivir la recaudación de fondos “a través de una conversión personal”. La recaudación de fondos es un ministerio, “y ministerio significa, ante tod,o “recibir la bendición de Dios” de parte de aquellos a quienes servimos”. Las fundaciones taiwanesas, juntas, cada año recaudan mil millones de dólares para sus servicios.

Taipéi (AsiaNews)- La generosidad  “hace nacer otra generosidad”. “Y esto es verdadero en manera particular cuando la generosidad está enraizada en el suelo fértil de la relación”. Lo dijo el profesor Lin, secretario de la Fundación que ayuda a los no videntes de Taiwán, abriendo un encuentro informal en Taichung, en el cual participaron parte de los responsables del fund-raising de algunas prominentes fundaciones católicas taiwanesas, junto a miembros del clero y laicos que querían mejorar su actividad de recaudación de fondos, tan necesarios para la misión.

El encuentro se desarrolló el 9 de mayo pasado: “Cuando inauguramos nuestra Fundación- cuenta Lin- nos parecía imposible pensar en conseguir un solo centavo de todo lo que estamos haciendo ahora. Gracias a una actitud abierta, siempre se pueden hallar puntos en común con la gente con que nos encontramos. La generosidad que lo donantes tienen con el dinero nace de una generosidad aún más amplia, que los caracteriza como personas”.

El vicario parroquial de la mayor parroquia de Taipéi, el padre Wang, agrega: “Recaudar fondos y proclamar aquello en lo que creemos es una manera que nos permite ofrecer a otras personas la oportunidad de ser protagonistas de nuestra visión y de nuestra misión. Por esta razón, recaudar fondos es una invitación cotidiana al seguimiento de Jesús, por la cual somos llamados a tener una mayor autoestima, sabiendo que cooperamos en la misión de Dios, y a hacerlo con alegría, poniéndonos incluso más contentos y con una mayor convicción de nosotros mismos”.

Lo que más se destaca en la jornada compartida es el corte espiritual del encuentro. Fund-raising es un tema en el cual raramente pensamos desde una perspectiva espiritual. Al irse sucediendo las intervenciones, surgen también dudas y frustraciones: “Podemos pensar en juntar fondos como una actividad necesaria pero no agradable, con la finalidad de sostener objetivos espirituales. O podemos pensar que juntar fondos refleja un defecto en la planificación, o en la confianza en la providencia de Dios para nuestras necesidades. Seguramente, y muy a menudo, juntar dinero significa responder a una situación de crisis” afirma una señora que controla un fondo de ayuda para personas ancianas.

A propósito de esto, el economista de la diócesis oriental de Taiwán dice: Si, de repente, nuestra organización o nuestra comunidad no tiene suficiente dinero, entonces comenzamos a decir: “¿Cómo podemos conseguir el dinero necesario? ¡Debemos empezar a pedirlo!” En ese momento comprendemos que no estamos acostumbrados a hacer eso. Podemos sentirnos inadecuados o avergonzados, no aptos para esta importante misión. Y comenzamos a preocuparnos: “¿Quién nos dará el dinero?”,  “¿Cómo lo pediremos?” Desde una perspectiva espiritual, en cambio, debemos pensar en el hecho de recaudar dinero como ministerio. Y ministerio significa, ante todo, “recibir la bendición de Dios” de parte de aquellos a quienes servimos”.

El p. Cheng, de una parroquia del sur de la isla, dice haber aprendido mucho, no sólo de los generosos benefactores de su parroquia, sino también de un famoso libro del escritor americano Henri Nouwen, Spirituality of Fund-Reising, que espera que pronto sea traducido al chino. Él afirma: “Desde una perspectiva evangélica, juntar dinero no significa responder a una crisis. Juntar fondos es, ante todo, una forma de servicio, es un camino para anunciar nuestra visión, invitando a otra gente a participar. Visión y misión son tan centrales en la vida del pueblo de Dios, que sin la visión morimos, y sin la misión nos perdemos. Juntar fondos significa proclamar aquello en lo que creemos de una manera que logre ofrecer a los demás la oportunidad de participar en nuestra misión y visión”.

A partir de la asamblea surge una pregunta: “¿Quiere decir “no tener miedo de pedir limosna” para un proyecto?”. Él responde: “Juntar fondos es precisamente lo contrario de pedir limosna. Cuando nos prefijamos juntar fondos, no estamos diciendo: “Por favor, ¡pueden ayudarnos ya que el momento es particularmente duro!”. Más bien, estamos proclamando: “¡Tenemos una visión que es increíble y excitante. Os estamos invitando a invertir en vosotros mismos, a través de los recursos que Dios os ha dado- vuestra energía, vuestras oraciones, vuestro dinero- en este trabajo al cual Dios mismo nos ha llamado!”. Su intervención genera un fuerte aplauso porque toca el significado profundo de un fund.raising positivo para cada proyecto significativo.

Sor Tsai, en cambio, está visitando la isla en busca de casos que contar, o sea aquellos que ella llama verdaderos y auténticos “milagros” realizados por la Iglesia católica en los últimos decenios en Taiwán: “Son increíbles las obras de asistencia desconocidas, realizadas por la comunidad cristiana en esta isla. Recuerdo que cuando le pedí a sor Elena Chen cómo había podido construir un jardín de infantes para los niños de las familias aborígenes, ella me respondió: “Para mí, cuando llegué a la aldea, fue una verdadera y auténtica conversión. Teníamos necesidad de fondos. Entonces, sentí que juntar fondos fue una llamada a la conversión”. Según sor Elena, convertirse significa experimentar un cambio profundo en nuestra manera de ver, de pensar y de actuar. Juntar fondos, como servicio, presupone una conversión real”.

Simpática fue la breve relación de un párroco de campo, en cuyo pueblo viven muchos ancianos que tienen la sola necesidad de ser escuchados. El p. Gou cuenta: “Juntar dinero siempre debe estar orientado a crear una nueva y perdurable relación entre quien dona y quien recibe. Una vez, un generoso donador me dijo: “Te doy dinero si aceptas el desafío de ser un mejor pastor, si dejas de estar tan preocupado en ser siempre el tipo comprometido y te dedicas con más calma a tu vocación, ¡Si puedes escuchar a la gente que está alrededor tuyo!”. Esta fue una lección importantísima, dejé de ser el tipo siempre ocupado y ¡Sorpresa!- vi con mis propias ojos que la generosidad se multiplicó en los meses que siguieron”.

El señor Wang, contador de profesión, asiste a una fundación de medianas dimensiones, en la contabilidad. Su intervención parte de un parangón: “En la tarea de recaudar fondos, la gente que lo hace como profesión suele ser mucho más sabia que la gente que lo hace por la comunidad eclesial. Aquellos involucrados en grandes actividades comerciales saben que jamás se recauda una gran cantidad de dinero si se pide como una caridad. Recuerdo haber visitado un famoso fund-raising en Shanghai, uno de esos que pueden lograr ingresar millones de dólares en tan sólo un día, cuya oficina estaba decorada con cosas muy bellas. Le dije. “¿Cómo puedes tener el coraje de pedir dinero, estando en esta oficina?” Me respondió: “Mi oficina es parte del modo de acercarme a la gente. Quiere comunicar que soy consciente de cómo ha de ser invertido elsu dinero, qué sé cómo lograr que se incremente el capital. Esto inspira confianza en la gente con la que me reúno en esta oficina, porque saben que su dinero será invertido de la mejor manera posible".  Lo que me enseñó el encuentro con ese profesional (si bien el lujo, en mi caso, puede convertirse en algo contraproducente) fue el espíritu de fondo: “Pedimos fondos confiados en lo que hacemos, no pidiendo disculpas, sino, por el contrario, porque estamos convencidos de que podemos ofrecer algo importante”. Ese profesional pedía a la gente compartir su visión sin vacilaciones, sin tener que pedir disculpas”.

La presidente de la fundación para la cual él trabaja, Probono, refuerza este mensaje: “¡Exacto!”. Si no poseemos este acercamiento confiado, entonces estamos desconectados de nuestra visión, y hemos perdido la dirección de nuestra misión. Seríamo dejados de lado por parte de nuestros benefactores, porque al final, nos encontraremos pidiendo limosna y ellos se encontrarán solamente en la posición de firmar un cheque, sin entender el significado de su aporte. No habrá conexión real y unión de intenciones, porque no tendremos modo de comunicarles el espíritu de la misión. Habremos realizado una transferencia de dinero, pero no habremos creado una relación rica en significado”.

Al final se lee también un mensaje informal de un documento de la Conferencia episcopal relacionado con los puntos sobre los cuales hay que poner la atención en este trabajo de recaudar fondos. Siendo que hace dos años surgió un escándalo ligado al uso de fondos llevados adelante por una fundación budista, se insiste sobre la transparencia total en los que se refiere a entradas y gastos. “Se necesita extrema transparencia en el uso de los fondos, debemos siempre usarlos para la finalidad acordada con el donador, que confía en nosotros para cumplir una misión que él solo no podría llevar a término. Por esto, es importante una profunda actitud, que deriva de la oración: si ponemos nuestra confianza en Dios, y no en el dinero que estamos pidiendo, podemos, ante todo, crear una relación de intentos con quien está donando y aclarar ulteriormente el sentido de la misión. Dios bendiga vuestro trabajo”.

El trabajo de muchas fundaciones taiwanesas, no sólo católicas, es fundamentalmente ayudar a personas que se encuentran en extrema dificultad. Como título estadístico, Tsu Chi, la mayor organización budista, recauda anualmente más de trecientos millones de dólares para las emergencias y las necesidades ordinarias en diversos proyectos en la isla y a nivel internacional. Si se las considera juntas, las fundaciones taiwanesas, en total, logran alcanzar mil millones de dólares en servicios, que son erogados cada año.

 

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