24/12/2020, 12.42
VATICANO-LÍBANO
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​Papa: el mundo ayude al Líbano a mantenerse al margen de los conflictos en Oriente Medio

En una carta dirigida al cardenal Béchara Raï y el pueblo libanés, Francisco también recuerda el deber de los políticos del país, de procurar el interés público. “Aprovechen las contingencias del momento presente para redescubrir su identidad, la identidad de llevar al mundo entero el aroma del respeto, la convivencia y el pluralismo”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Que la comunidad internacional ayude al Líbano a “mantenerse al margen de los conflictos y las tensiones regionales”, y que los políticos del país recuerden que están “obligados a procurar el interés público, en su función oficial y de acuerdo con sus responsabilidades”. Es el encarecido llamamiento contenida en la carta que el Papa Francisco envió hoy al patriarca libanés, el cardenal Béchara Boutros Raï, y al pueblo libanés, con ocasión de la celebración de la Navidad. 

A continuación, el texto del documento:


A Su Beatitud, el Cardenal Béchara Boutros Raï, Patriarca de Antioquía de los Maronitas, Presidente de la Asamblea de Patriarcas y Obispos Católicos del Líbano.

A Su Beatitud y, a través de usted, a todos los libaneses, sin distinción de comunidad o afiliación religiosa, me gustaría dirigir unas palabras de consuelo y aliento con motivo de la celebración de la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo, Príncipe de la Paz. 

Amados hijos e hijas del Líbano, grande es mi dolor al ver el sufrimiento y la angustia que sofoca el empuje y la vivacidad innatas de la Tierra de los Cedros. Más aún, es doloroso ver como se secuestran las más preciadas esperanzas de vivir en paz y de seguir siendo para la historia y para el mundo un mensaje de libertad y un testimonio de buena convivencia; y yo, que participo de corazón en todas vuestras alegrías, así como en todas vuestras penas, siento en lo más profundo de mi alma la gravedad de vuestras pérdidas, sobre todo cuando pienso en los numerosos jóvenes que se ven privados de toda esperanza de un porvenir mejor. 

Pero en este día de Navidad "el pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz" (Is 9, 1), la luz que apacigua los temores e infunde esperanza en todos, con la certeza de que la Providencia jamás abandonará al Líbano y sabrá cómo convertir este tiempo de luto en un bien. El Líbano es mencionado muchas veces en la Sagrada Escritura, pero la imagen que nos da el salmista sobresale por encima de todas las demás: "El justo florecerá como la palmera, crecerá como el cedro del Líbano" (Salmo 91:13). 

La majestuosidad del árbol de cedro en la Biblia es un símbolo de firmeza, estabilidad y protección. El cedro es un símbolo del hombre justo que, arraigado en el Señor, transmite belleza y bienestar e incluso en su vejez se eleva y produce abundantes frutos. En estos días, el Emmanuel, el Dios con nosotros, se convierte en nuestro prójimo, camina a nuestro lado. Tengan confianza en su presencia, en su fidelidad. Como el cedro, vayan a lo más profundo de sus raíces y extraigan de ellas la convivencia para volver a ser un pueblo solidario; como el cedro, resistente a cualquier tormenta, aprovechen las contingencias del momento presente para redescubrir su identidad, la identidad de llevar al mundo entero el aroma del respeto, la convivencia y el pluralismo, la identidad de un pueblo que no abandona sus casas y su herencia; la identidad de un pueblo que no destruye el sueño de quienes han creído en el futuro de un país bello y próspero.

En esta perspectiva hago un llamamiento a los dirigentes políticos y religiosos, tomando prestado un pasaje de una carta pastoral del Patriarca Elias Hoyek: "Ustedes, los jefes del país, jueces de la tierra, diputados del pueblo que viven en nombre del pueblo, (...) ustedes están obligados a buscar el interés público, en su función oficial y de acuerdo con sus responsabilidades. El tiempo de ustedes no lo dedican a sus principales intereses, y su trabajo no es para ustedes, sino para el Estado y la nación que representan". Por último, mi afecto al querido pueblo libanés - al que pienso visitar lo antes posible - junto con la constante solicitud que ha animado la acción de mis predecesores y de la Sede Apostólica, me impulsa a dirigirme una vez más a la comunidad internacional. 

Ayudemos al Líbano a mantenerse al margen de los conflictos y las tensiones regionales. Ayudémoslo a salir de esta grave crisis y a recuperarse. Amados hijos e hijas, en la oscuridad de la noche levanten su mirada, que la estrella de Belén sea su guía y su aliento para entrar en la lógica de Dios, para no perder el camino y para no perder la esperanza. 

Vaticano, 24 de diciembre de 2020.


FRANCISCO

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