Las inundaciones cumplen todos los criterios para ser consideradas una catástrofe: millones de personas afectadas, daños significativos a la propiedad y las infraestructuras y capacidad local insuficiente. Pero el ejecutivo central suspende la decisión. La declaración no es solo una cuestión formal, sino que responde a criterios preestablecidos. El gobierno provincial de Aceh evalúa la solicitud de ayuda a la ONU.
Los tres obispos difundieron en forma conjunta un llamamiento, mientras por sexto día consecutivo continúan los ataques aéreos y los disparos de artillería a lo largo de los 800 kilómetros de frontera entre los dos países. "Oramos por todas las víctimas y afirmamos la cercanía de nuestros corazones a todas las familias desplazadas, especialmente a los niños, los enfermos y las personas vulnerables". La Conferencia Episcopal tailandesa también se ha movilizado por las comunidades afectadas por el conflicto.
El Ministerio de Energía desea reanudar la producción de energía atómica en Filipinas en la provincia de Pangasinan con la construcción de una central de 1200 megavatios. En una carta pastoral, los obispos de la región donde se construiría la central expresan su oposición: « Después de Fukushima, hay que actuar con prudencia e invertir en energías renovables que garanticen la seguridad, la resiliencia y un verdadero desarrollo a largo plazo para nuestro pueblo».
El resurgimiento del conflicto no solo se debe a la disputa fronteriza: a lo largo de la frontera operan decenas de centros de estafas en línea (scam centers), complejos gestionados por redes criminales vinculadas a las élites camboyanas. Bangkok los considera objetivos militares estratégicos y al mismo tiempo utiliza la guerra para fortalecer el frente nacionalista de cara a las elecciones. La oposición tailandesa del People's Party ha pedido que se vuelva a la diplomacia.
El presidente filipino ha pedido a los diputados que den prioridad a cuatro reformas, entre ellas la ley que limita el poder de los grandes clanes políticos. La Iglesia ha recibido con satisfacción la iniciativa. Pero persiste la duda de que un Congreso dominado por esos mismos poderosos clanes formados por pocas familias acepte reducir su propia influencia.
El conflicto entre Tailandia y Camboya se ha reanudado con nuevos ataques aéreos y cientos de miles de desplazados en ambos lados de la frontera. Detrás de la crisis militar crecen las tensiones políticas internas tailandesas: el gobierno de Anutin Charnvirakul, en dificultades y al borde de la disolución del Parlamento, está explotando la retórica nacionalista para fortalecer el consenso. Mientras tanto, precisamente en los últimos días Camboya se ha acercado militarmente a Vietnam.