Asean en una encrucijada por la guerra de los aranceles entre Washington y Beijing
En su intervención en la cumbre, el primer ministro chino Li Qiang llamó a “cerrar filas” frente a los desafíos globales, en primer lugar el comercial con Estados Unidos. Para el Sudeste Asiático es fundamental mantener abiertos los mercados y evitar verse envuelto en un duelo comercial entre superpotencias. Se ha actualizado el acuerdo de libre comercio Asean-China; el próximo año la presidencia pasa a Filipinas.
Kuala Lumpur (AsiaNews) - El primer ministro chino Li Qiang llamó a los países de la Asean a “cerrar filas” y defender la independencia económica de la región frente a lo que describió como “abusos” y presiones comerciales “irrazonables” por parte de potencias extranjeras. Palabras que esconden una referencia, ni siquiera demasiado velada, a las nuevas tarifas aplicadas por Washington como parte de la guerra de los aranceles que lanzó el presidente estadounidense Donald Trump. En su intervención en la 28ª Cumbre Asean-China, celebrada paralelamente a la 47.ª Cumbre de la Asociación que reúne a 11 países del Sudeste Asiático, Li advirtió que la región podría ser “dividida y controlada” si no actúa con unidad de propósito. El objetivo común, advirtió el primer ministro chino, debe ser presentar un frente unido ante la intensificación de las rivalidades económicas globales.
“El proteccionismo unilateral ha tenido un grave impacto en el orden económico y comercial internacional. La interferencia de fuerzas externas en la región – señaló el primer ministro chino – está aumentando. Muchos países han sido irrazonablemente sometidos a aranceles elevados”. “Si no nos unimos y, por el contrario, formamos facciones frente a la política de poder y la intimidación económica, no solo no obtendremos ningún beneficio, sino que también seremos divididos y controlados por fuerzas externas”.
Al concluir su intervención, Li confirmó el compromiso de Beijing de trabajar en estrecha colaboración con la Asean para fortalecer las cadenas de suministro, proteger la estabilidad regional y eliminar las “interferencias externas”; una clara referencia a las crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, que han afectado a las economías más pequeñas de toda Asia.
Trump: Shock arancelario 2.0
Las observaciones de Li están directamente relacionadas con el nuevo régimen arancelario del presidente de Estados Unidos Donald Trump, que entró en vigor el 5 de abril y marcó un giro brusco hacia el nacionalismo económico durante su segundo mandato. Bajo la nueva política, Washington ha impuesto un arancel base del 10% a casi todos los bienes importados, así como “aranceles recíprocos” punitivos a los países que se considera que tienen ventajas comerciales desleales o grandes superávits con Estados Unidos: una reanudación directa de la doctrina comercial “America First” del magnate estadounidense.
La medida desató una ola de represalias por parte de Beijing, que impuso elevados aranceles a las exportaciones agrícolas y tecnológicas estadounidenses, endureció los controles a la exportación de tierras raras y amplió las restricciones comerciales a las empresas estadounidenses. Atrapadas en el medio se encuentran las economías de la Asean, importantes centros de producción y exportación profundamente integrados en las cadenas de suministro tanto estadounidenses como chinas. De hecho, sus miembros han sido algunos de los más afectados a nivel mundial por los aranceles estadounidenses, sobre todo las economías en desarrollo que dependen en gran medida de las exportaciones manufactureras.
Las primeras tasas arancelarias elevaron a Camboya al 49%, a Vietnam al 48% y a Laos al 46%, algunas de las más altas del mundo. Malasia tuvo que enfrentar inicialmente aranceles del 25%, posteriormente reducidos al 19% tras una serie de negociaciones encabezadas por el ministro de Inversiones, Comercio e Industria, Tengku Zafrul Aziz. Fuentes diplomáticas explicaron que la reducción para Kuala Lumpur fue posible gracias a “concesiones específicas” y un “compromiso comercial” en el marco del esquema Asia-Estados Unidos.
Desde entonces, Vietnam y Camboya han obtenido una leve reducción de los aranceles al 20% y 19% respectivamente, mientras que Laos sigue enfrentando un arancel del 40%, lo que refleja un progreso más lento en las reformas y negociaciones comerciales. La renovada guerra comercial ha perturbado las cadenas de suministro y ha generado incertidumbre sobre las perspectivas económicas colectivas del bloque de países del Sudeste Asiático, que aumentaron a 11 tras la plena incorporación de Timor Oriental. Según los analistas, muchos líderes regionales buscan profundizar cada vez los intercambios comerciales intra-Asean y fortalecer los vínculos con China para superar las dificultades.
La Asean en una encrucijada
Los analistas observan que el llamado de Li a la unidad refleja tanto la estrategia de apertura de Beijing como la lucha de la Asean por mantener el equilibrio en el contexto de la renovada rivalidad entre Estados Unidos y China. Oh Ei Sun, analista del Instituto de Asuntos Internacionales de Singapur, afirmó que el mensaje es “una advertencia y al mismo tiempo una invitación”. “Li Qiang –explica– le está diciendo a la Asean que la fragmentación beneficia a las potencias externas, en particular a Estados Unidos, mientras que la unidad fortalece el poder de la región. Pero la Asean debe actuar con cautela para no parecer alineada con ninguno de los bloques”, añadió Oh a The Edge.
Según los observadores, el tono de la cumbre de este año pone en evidencia que las disputas comerciales están redefiniendo el panorama político de Asia, y que el Sudeste Asiático ha quedado empantanado en una tierra del medio. Para la Asean, la elección puede no ser tomar partido, sino más bien elaborar una estrategia de supervivencia en un mundo donde tanto Washington como Beijing están redefiniendo la globalización según sus propios términos. Como concluyó Li en su discurso: “Sólo a través de la solidaridad podemos salvaguardar los intereses a largo plazo de la región y garantizar que el futuro de Asia permanezca en manos de los asiáticos”.
Cuando Donald Trump regresó a la Casa Blanca en enero de 2025, no perdió tiempo en retomar una de sus políticas distintivas: la intransigente agenda comercial sobre la base del “America First” que ya había sacudido los mercados globales. En sus primeros 100 días el magnate firmó una orden ejecutiva que imponía un arancel base del 10% a casi todas las importaciones, argumentando que décadas de libre comercio habían “vaciado” las industrias estadounidenses. La decisión supuso la medida proteccionista más radical en la historia moderna de Estados Unidos.
La administración estadounidense presentó entonces un “esquema arancelario recíproco”, que establecía aranceles más altos para países y sectores específicos, en particular aquellos con grandes superávits comerciales o cuyos productos se consideraban subvencionados o con precios desleales. China estaba a la cabeza de la lista. Los aranceles sobre la electrónica, el acero y los paneles solares chinos se dispararon por encima del 50%, lo que desató las represalias de Beijing. Pero los daños colaterales se extendieron rápidamente por toda Asia, donde las cadenas de suministro están profundamente entrelazadas con ambas economías.
Los países de la Asean se encontraron en medio del fuego cruzado. Países como Vietnam, Malasia y Tailandia, bases de fabricación clave para bienes tecnológicos y de consumo estadounidenses, se encontraron repentinamente enfrentando fuertes aranceles a las exportaciones, lo que obligó a los líderes regionales a renegociar privilegios comerciales o profundizar sus vínculos con China. Los economistas advierten que el “shock arancelario 2.0” de Trump corre el riesgo de fragmentar el comercio global, revirtiendo los avances logrados con acuerdos multilaterales como el Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP).
Para el Sudeste Asiático, el desafío ahora es mantener los mercados abiertos y al mismo tiempo evitar quedar involucrado en un duelo comercial entre superpotencias que podría definir la próxima década de crecimiento de la región. Mientras tanto, el último día de la cumbre de hoy incluyó la firma del Acuerdo de Libre Comercio ASEAN-China (ACFTA 3.0), la ceremonia de clausura de la 47ª Cumbre y las cumbres relacionadas, y el traspaso oficial de la presidencia a Filipinas.
05/04/2025 14:32
