Carmo da Silva: los jóvenes y la fe, la prioridad del cardenal de Timor Oriental
Primer cardenal de Timor, creado por Bergoglio en 2022, es salesiano y pertenece a un pequeño país católico donde los jóvenes son el 70% de la población, marcado por la larga lucha por la independencia de Indonesia. Obispo de Dili desde 2016, fundó la Universidad Católica Juan Pablo II y promueve una Iglesia "abierta" y unida. La alegría de haber recibido al Papa Francisco con una multitud inmensa en el viaje de septiembre del año pasado.
Roma (AsiaNews) - “Estoy convencido de que el Papa Francisco no ha querido ofrecerme esta púrpura personalmente a mí, sino a la Iglesia y al pueblo de Timor Oriental”. Con estas palabras Virgílio do Carmo da Silva, actualmente de 57 años, recibió en 2022 el nombramiento como cardenal decidido por Bergoglio, al igual que la mayoría de los miembros del actual colegio cardenalicio. Se convirtió así en el primer cardenal del pequeño país del Sudeste Asiático de mayoría católica (alrededor del 97 por ciento) que el difunto Papa visitó en su último viaje apostólico, en septiembre del año pasado, donde celebró la Misa ante una multitud inmensa en la explanada de Taci Tolu (según algunas estimaciones cerca de 600 mil personas, la mitad de la población de este pequeño país). Él es, sin duda, un rostro de esa “periferia más periférica del mundo” tan amada por Francisco, que el cardenal Re citó en la homilía de la misa de exequias del sábado.
Virgílio do Carmo da Silva nació en 1967 en Venilale, en la diócesis de Baucau. Cursó los primeros estudios con los salesianos y posteriormente ingresó en la Sociedad Salesiana de Don Bosco. Precisamente la atención a los jóvenes del gran santo educador italiano es la que inspira el magisterio del cardenal timorense, pastor en un país donde alrededor del 70% de la población tiene menos de 30 años. Cuando viajó a Roma para recibir la púrpura en la celebración del 7 de mayo de 2022 en la parroquia de San Alberto Magno - en la zona norte de Roma -, recordó de manera especial a los jóvenes de su país: “Otorgarme a mí la púrpura cardenalicia ha sido un regalo del Papa a los jóvenes y al pueblo de Timor”. En numerosas oportunidades ha manifestado que lleva a los jóvenes en su corazón y ha recordado la fuerte tendencia entre ellos a emigrar fuera del país en busca de una vida más digna.
Jóvenes herederos de la generación de sus padres, que fueron protagonistas de la independencia del país, conseguida plenamente recién en 2002. Después de la colonización de los portugueses - cuyos misioneros llevaron el cristianismo y también sufrieron el martirio - Timor fue invadido por Indonesia, que anexó Timor Oriental en 1976, y a esto siguió un largo y sangriento conflicto, con la pérdida de miles de vidas humanas. Una etapa dolorosa que el cardenal - arzobispo metropolitano de Dili, ciudad capital - vivió personalmente, así como el posterior período de posguerra, marcado durante mucho tiempo por las divisiones internas en el frente independentista de Timor Oriental. Fue enviado a Manila para realizar los estudios de Filosofía y Teología, y en 1997 hizo su profesión perpetua con los salesianos y fue ordenado sacerdote al año siguiente. A principios de la década de 2000 obtuvo en Roma la licenciatura en Espiritualidad en la Pontificia Universidad Salesiana, tras lo cual ejerció su ministerio en Timor Oriental, y en 2015 fue elegido provincial de los Salesianos en su país. Bergoglio lo nombró obispo de Dili en 2016, y tres años después elevó esta Iglesia al rango de arquidiócesis.
Carmo da Silva ha declarado estar profundamente “enamorado” de su país y de su historia. Su servicio pastoral ha estado dedicado sobre todo a la educación, que es una prioridad en el contexto social en el que desarrolla su ministerio. Un ejemplo de ello es la fundación de la Universidad Católica Juan Pablo II en Dili, en el año 2021. El lema elegido para la visita del Papa Francisco el año pasado fue “Que vuestra fe se convierta en vuestra cultura”, un compromiso que Da Silva encarna y ha subrayado en diversas declaraciones, así como el esfuerzo para ayudar a las personas a “crecer en la fe”, recorriendo el camino hacia la unidad, para construir una “iglesia abierta”, sin grupos hostiles.
El viaje de Francisco a Timor Oriental - 35 años después del que realizó Juan Pablo II, cuando Dili todavía era una provincia de Indonesia - fue una experiencia central en su ministerio pastoral. “El gobierno, la Iglesia y todo el pueblo contribuyeron al éxito de esta visita - señaló Da Silva al día siguiente del viaje -. La fuerza de la fe que hay en este joven país ha conmovido al Papa y a casi todo el mundo”. Recordando la dolorosa y accidentada historia reciente del país hacia la independencia, el cardenal también afirmó que la visita del Papa Francisco había servido para “afirmar y confirmar la identidad nacional y para decir a los timorenses que no importa lo pequeño que sea el país: ustedes son timorenses y son católicos y tienen su propia identidad”. Es el rostro de una fe sonriente a pesar de la pobreza extrema y miles de heridas, que por primera vez entra en un cónclave para elegir al sucesor de Pedro.
05/06/2022 11:36