Daca: Cuatro muertos en protestas juveniles, pero la violencia trasciende la política
Al menos cuatro personas murieron durante una manifestación del partido de jóvenes estudiantes que expulsó a la ex primera ministra Hasina. El incidente se enmarca en un contexto de creciente violencia colectiva que en los últimos diez meses ha causado más de 140 víctimas. Las minorías religiosas y los defensores de los derechos humanos denuncian un clima de terror y piden elecciones rápidas para superar las debilidades del actual gobierno técnico.
Daca (AsiaNews) - Al menos cuatro personas murieron ayer en la ciudad de Gopalganj, al sur del país, durante una manifestación del National Citizen Party (NCP), el partido creado por los estudiantes que el año pasado obligaron a la ex primera ministra Sheikh Hasina a dimitir y huir a la India. Según informaron los medios locales, el ataque involucró a periodistas, fuerzas del orden y miembros del partido. El diario Prothom Alo habla de al menos nueve heridos y las autoridades han impuesto el toque de queda. La Liga Awami, el partido de la ex primera ministra Hasina, informó en Facebook que uno de sus miembros fue asesinado por disparos de militares.
"Impedir que los jóvenes ciudadanos realicen pacíficamente una manifestación para conmemorar el primer aniversario de su movimiento revolucionario es una vergonzosa violación de sus derechos fundamentales", declaró en una publicación en X Muhammad Yunus, jefe de gobierno interino, y acusó al ala juvenil de la Liga Awami de ser responsable de la violencia. Yunus, Premio Nobel de la Paz, asumió el cargo a pedido de los estudiantes universitarios de Bangladés después de la dimisión de Hasina.
Sin embargo, no se trata de un caso aislado de violencia. En los últimos diez meses los incidentes de justicia sumaria han dejado 140 muertes. La escalada se intensificó tras las controvertidas elecciones de enero de 2024, cuando Sheikh Hasina fue reelegida pese al boicot de la oposición, duramente reprimida por el gobierno. La situación también está generando preocupación en las comunidades religiosas minoritarias, como los cristianos, y en los defensores de los derechos humanos.
El último episodio de violencia se produjo el 9 de julio, cuando Lal Chand, un recolector de chatarra de 39 años, fue brutalmente asesinado frente al hospital Mitford de Daca. Los videos de vigilancia muestran que un grupo lo atrajo con un pretexto, luego lo golpearon con ladrillos y piedras hasta aplastarle el cráneo y el cuerpo. Las investigaciones han conectado a los agresores con la Jubo Dal, el ala juvenil del Partido Nacionalista de Bangladés (BNP), que luego expulsó a los responsables. Pocos días después, un ex líder de la misma Jubo Dal fue asesinado a tiros en un presunto acto de venganza.
En el último año también han sido asesinados más de cien líderes y activistas de la Liga Awami. Los grupos de oposición acusan al gobierno de secuestros forzados, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales.
La crisis está estrechamente relacionada con los límites del sistema judicial. La frustración se ha difundido en la población tras los casos de delincuentes que eluden las condenas o asesinos que obtienen fácilmente la libertad bajo fianza. "Estos episodios son el resultado directo de un fracaso de la gobernanza", comentó Rebecca Gomes, abogada católica y vicepresidenta de la Asociación de Abogados Cristianos de Bangladés. "La gente está cegada por la venganza porque no ve otra alternativa".
Muchos también critican el silencio de las figuras de referencia de la sociedad civil, incluyendo el propio Yunus, al que se acusa de no hacer lo suficiente para poner en marcha un proceso de reconciliación. "El gobierno debe detener inmediatamente la violencia de las multitudes y restablecer la autoridad de la policía. Con una administración interina en el cargo, es fundamental celebrar elecciones rápidas, para que el gobierno vuelva a estar en manos de una autoridad estable y experimentada", añadió Gomes.
Mientras tanto, la violencia ha trascendido la esfera política, y entre los blancos de las agresiones colectivas ahora se incluyen también personas atacadas por motivos religiosos o incluso hábitos personales. El 28 de febrero, por ejemplo, dos jóvenes fueron agredidas en Daca por fumar un cigarrillo. El mes pasado, un profesor católico fue brutalmente golpeado tras ser falsamente acusado de insultar al profeta Mahoma. Los extremistas lo humillaron públicamente, lo "coronaron" con zapatos y lo patearon y golpearon. La policía intervino, pero en vez de protegerlo, lo arrestó.
"Tengo miedo incluso de salir de casa", dijo una mujer católica que trabaja para una ONG, entrevistada de forma anónima. "Me insultan por la forma en que me visto, me escupen si llevo una camisa. Tengo que correr para evitar que me ataquen".
Syeda Rizwana Hasan, asesora del gobierno interino, declaró el 12 de julio, durante un evento público en Savar, en las afueras de Daca: "El gobierno no tolera ninguna forma de justicia sumaria. Cada vez que ocurre un incidente de este tipo, los culpables son arrestados. Nadie ha escapado a la justicia".
10/12/2022 11:07
12/11/2021 14:56