A través de una galería de personajes el autor Mikhail Zygar recorre en su nuevo libro los últimos treinta años de la Unión Soviética y ayuda a leer el presente de Moscú a partir de la idea de que ninguna dictadura es eterna y que el futuro siempre ofrece una oportunidad para cambiar.
Los recortes en los encargos de China y el derrumbe de los salarios están provocando un auge del trabajo informal en Corea del Norte. Pero también crecen las tensiones entre los obreros que Kim vende como mano de obra a Beijing, alimentadas por las deducciones cada vez mayores de sus salarios para aumentar los ingresos del gobierno de Pyongyang. Ahora el nuevo eldorado del régimen ha pasado a ser Rusia, donde el aislamiento lingüístico y cultural es mucho más fuerte.
A pesar de los datos secretos de Rosstat, varios observadores sostienen que la población rusa ha descendido por debajo del umbral de los 140 millones, con un número de muertes que supera constantemente al de nacimientos. Precisamente las regiones con una demografía tradicionalmente más creciente son las que registran el mayor número de bajas en el frente ucraniano.
En el contexto de la desintegración de la Unión Soviética, hace 35 años, la región de los baskirios, situada junto a los Urales, proclamó su autonomía, que posteriormente fue anulada por la «vertical del poder» de Vladimir Putin. En la actual Urfa, desde donde parten miles de soldados hacia el frente ucraniano, poco queda de aquellos sueños y la palabra «soberanía» ha sido desterrada del discurso público.
La campaña militar de 2025, la más violenta y sistemática, se acerca a su fin antes de las heladas invernales. Los expertos consideran que “el contexto estratégico de la guerra está cambiando”, mientras la economía se desliza hacia el estancamiento. La tentación de Trump de llegar a un “acuerdo recíproco” con Putin. Ni Rusia ni Ucrania son realmente capaces de cambiar el curso y el carácter de la guerra.
La joven cantante Diana Loginova, conocida con el seudónimo de Naoko, y otros dos miembros de un grupo de rock han sido detenidos por atraer a muchos espectadores y curiosos a escuchar sus canciones, a pesar de que están reconocidos como «agentes extranjeros». Interpretaban canciones del gran cantautor Bulat Okudžava, fallecido a finales de los años noventa, que cantaba contra la «guerra cobarde».