A pesar de los anuncios, Pekín sigue ganando tiempo para la construcción del gasoducto que supondría un salvavidas para Gazprom. Las consideraciones políticas y financieras complican bastante el acuerdo sobre los parámetros del contrato que se va a celebrar. Mientras tanto, para satisfacer sus necesidades, que aumentarán después de 2030, China también busca otros proveedores.
En el Live Arena de Moscú se celebró la nueva edición de «Intervidenie», el certamen musical que ya en los años de la URSS reunía a los países del bloque oriental. Reactivado tras la exclusión de los cantantes rusos del certamen occidental debido a la invasión de Ucrania, reunió a artistas de 22 países «amigos» y finalmente se alzó con la victoria Dyk Fuk, un rapero de Hanói.
Entre la religión ortodoxa y el poder existe un vínculo esencial y originario, como ya demostraba en el siglo XI el "Sermón sobre la Ley y la Gracia" del metropolita Hilarión, el "manifiesto" de la religión rusa. Fuera de Felipe II de Moscú, que a finales del siglo XVI se rebeló contra las masacres del primer zar, Iván IV el Terrible, y que por eso fue estrangulado en su celda monástica, no se conocen otros casos de hombres de Iglesia que se hayan opuesto a las guerras santas de los monarcas.
Los últimos datos de la Agencia Internacional de la Energía confirman la fuerte reducción de los ingresos de Moscú por la venta de gas y petróleo, debido al efecto de los fuertes descuentos impuestos por China y la India. Según el economista Michael Bernstam, «el mercado está resultando más eficaz que las sanciones».
Ya son 38 los clérigos vinculados al patriarcado de Moscú que han sido declarados «culpables» de traición por los tribunales de Kiev. Muchos están pidiendo ser trasladados a Rusia, desde donde, sin embargo, no llegan señales de acogida particularmente favorables: en la «guerra híbrida» de la política ucraniana, la permanencia de metropolitas, obispos y sacerdotes «fieles» en el país es un factor al que no se puede renunciar.
La Novaya Gazeta documenta que desde la década de 1990, y de forma creciente en el cuarto de siglo de Putin, se han erigido 213 nuevos monumentos a Stalin y se han llevado a cabo cientos de eventos de diversos tipos para conmemorarlo. Y esta evocación, funcional al servicio del culto a la Victoria, permite hoy a Putin reprimir con dureza cualquier forma de disidencia.