La tregua, las "denuncias" de los militares de Bangkok y el ajuste de cuentas con el Pheu Thai
El alto el fuego con Camboya mediado por la ASEAN parece resistir a pesar de que los mandos tailandeses hablan de nuevas violaciones. Más de 300.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Como telón de fondo, pesan los aranceles impuestos por Estados Unidos a los dos países y la crisis política de Bangkok. Se espera para el 4 de agosto la sentencia de la Corte Constitucional sobre la primera ministra suspendida Paetongtarn Shinawatra, que podría cambiar el equilibrio entre el gobierno civil y el establishment militar.
Bangkok (AsiaNews) - El alto el fuego entre Camboya y Tailandia que rige desde la medianoche del lunes parece mantenerse, a pesar de las acusaciones de violación de los acuerdos lanzadas por Bangkok y rechazadas por Phnom Penh, que por su parte ha solicitado la presencia de observadores internacionales.
El acuerdo fue mediado por Malasia, presidente rotatorio de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Como telón de fondo se espera la confirmación —o eventual modificación— de los aranceles impuestos por la administración Trump a ambos países, que deben hacer frente a algunas de las tarifas más altas, cercanas al 36%. Aunque Washington también tiene especial interés en mostrarse como pacificador del conflicto fronterizo que comenzó hace una semana.
Sin embargo los mandos militares tailandeses acusaron a la contraparte de "flagrantes violaciones de la tregua" durante la noche y esta mañana, mientras que el gobierno de Bangkok prefirió restar importancia a lo ocurrido. El portavoz señaló que "los informes indican una situación general de normalidad a lo largo de la frontera". Camboya ha negado que se hayan producido hostilidades, mientras crece la preocupación por cerca de 300.000 refugiados que han huido de los intensos intercambios de artillería de los últimos días, debido a las incursiones terrestres camboyanas y los ataques aéreos tailandeses.
En general, la situación sigue siendo frágil, especialmente en torno a las zonas de los templos en disputa - ubicadas en lugares donde la frontera todavía no ha sido claramente delimitada ni reconocida recíprocamente - y en el "Triángulo Esmeralda", el punto donde convergen las fronteras de Camboya, Laos y Tailandia.
Ayer, sin embargo, el encuentro de los mandos militares regionales permitió redactar un acuerdo de siete puntos que incluye la retirada de las tropas y la repatriación de las víctimas y prisioneros (18 camboyanos declarados por los tailandeses). También se anunció la creación de un grupo de coordinación conjunto, a la espera de una reunión del Comité General de Fronteras prevista para el 4 de agosto para examinar la situación y restablecer la normalidad, con la reapertura del tránsito y el retorno de la población local.
A las ya complejas relaciones se suman ahora las víctimas: oficialmente 30 tailandesas, la mitad civiles, y 13 camboyanas, cinco de ellas de militares. En Tailandia, este estallido de violencia en la frontera también refleja y confirma la debilidad del gobierno civil y la difícil relación con el establishment militar que ha ejercido el poder, directa o indirectamente, durante casi un siglo.
Para el 22 de agosto se espera el fallo de la Corte Constitucional en el juicio de lesa majestad contra Thaksin Shinawatra, ex primer ministro depuesto por el golpe de 2006 y en exilio voluntario desde 2008. Shinawatra regresó al país hace dos años con el compromiso de no volver a la política y fue indultado, pero ha seguido siendo una figura clave del Pheu Thai Party, que llevó a su hija, Paetongtarn Shinawatra, al frente del gobierno. Sin embargo, hasta ahora el Ejecutivo no ha demostrado ser capaz de controlar la desaceleración económica de Tailandia.
La crisis militar entre Camboya y Tailandia, alimentada por los nacionalismos en ambas partes, también está relacionada con una conversación telefónica del 15 de junio entre el ex primer ministro camboyano Hun Sen y la primera ministra tailandesa, una conversación confidencial basada en las relaciones de amistad y de negocios entre Hun Sen y Thaksin padre, actualmente bastante enfriadas. Parte de la conversación se difundió en las redes sociales, y la población consideró que era un insulto a las fuerzas armadas tailandesas. Esto desató una campaña de desprestigio que llevó a la suspensión de Paetongtarn del cargo de primera ministra y el nombramiento de un sucesor interino, a la espera del fallo que la Corte Constitucional debería emitir el 4 de agosto.
Las consecuencias del enfrentamiento militar en la frontera, por lo tanto, podrían tener pronto repercusiones en la gobernanza del país, con la posibilidad de un cambio de gobierno o un papel más incisivo de las fuerzas armadas y las élites, siempre hostiles a la familia Shinawatra, a las fuerzas políticas vinculadas a ella y a los movimientos reformistas que han surgido en los últimos años.
01/09/2021 15:28
19/11/2020 13:19