09/10/2025, 19.03
ISRAEL - PALESTINA - EGIPTO
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Baskin: Por primera vez Israel y Hamás se encuentran en la misma sala para tratar la tregua en Gaza

de Gershon Baskin

AsiaNews publica la reflexión del activista político y mediador sobre el acuerdo de paz (en su primera fase) para Gaza. Figura clave en la liberación del soldado Shalit, Baskin también ha trabajado entre bastidores en los últimos meses para alcanzar el alto el fuego. Entre la debilidad de Biden, la guerra a toda costa de Netanyahu y la fuerza de Trump para imponer la paz (junto con turcos y árabes).

 

Jerusalén (AsiaNews) - “A las 2.00 de la madrugada todos los que participan en las negociaciones entraron en una gran sala con mesas y sillas dispuestas en cuadrado. La delegación israelí se sentó exactamente enfrente de la delegación de Hamás. Era la primera vez en la historia que representantes israelíes y representantes de Hamás se sentaban en la misma sala. El acuerdo ha sido firmado y ahora tenemos que esperar a que se implemente por completo. Ya podemos volver a respirar”. Gershon Baskin, activista político israelí, fundador de IPCRI (Israel Palestine Creative Regional Initiative) y excolumnista del Jerusalem Post, es uno de los máximos expertos en el conflicto palestino-israelí y forma parte del equipo que ha trabajado en estos meses para alcanzar el acuerdo que firmaron anoche Israel y Hamás. Mediador y figura clave de la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, retenido por Hamás durante casi cinco años y medio, y miembro de la delegación palestino-israelí que fue recibida en octubre de 2024 por el Papa Francisco, ha seguido de cerca las negociaciones, trabajando para abrir y mantener activos los canales de diálogo. Sobre todo con los Estados Unidos y el frente palestino, y oponiéndose a una clase dirigente israelí abocada a la guerra.

En una larga reflexión que hizo hoy en X y que autorizó que fuera publicada por AsiaNews, repasa las principales etapas de la mediación que concluyó con el primer encuentro cara a cara entre las partes. Una mediación difícil, que comenzó con la debilidad del expresidente de EEUU Joe Biden y se reanudó con nuevo impulso bajo Trump. Nuestra agencia lo había entrevistado el pasado mes de mayo y en esa oportunidad él insistió en la importancia de detener la guerra, para garantizar el retorno de los rehenes; un objetivo que consideraba prioritario para el país, mientras el gobierno y el propio primer ministro Benjamin Netanyahu han insistido en el conflicto (entre otras cosas) para “sobrevivir a nivel político”.

A continuación, el texto completo de Baskin. Traducido por AsiaNews:

Esta es, sin duda, una mañana en la que se puede festejar. La guerra está terminando. La matanza y la destrucción se detendrán. Los rehenes israelíes volverán a casa, los vivos y los difuntos. Los palestinos podrán celebrar la liberación de los prisioneros y detenidos palestinos de Gaza. Israelíes y palestinos podrán respirar de nuevo.

En primer lugar, todos debemos agradecer al presidente [de EEUU Donald] Trump y a su enviado Steve Witkoff, y por supuesto a Jared Kushner, que han contribuido a ejercer una fuerte presión sobre Israel y Hamás. Trump y Witkoff hicieron que el primer ministro de Catar, el ministro de Inteligencia egipcio y el jefe de la inteligencia turca apoyaran todos juntos el empujón final. Fue un movimiento brillante. Trump obligó a [el primer ministro israelí Benjamin] Netanyahu a aceptar el acuerdo y los cataríes, egipcios y turcos obligaron a Hamás a aceptarlo.

Todavía hay detalles que no conocemos, pero lo importante es que este acuerdo es una declaración del fin de la guerra, no un alto el fuego temporal. Hay garantías de que la guerra no se reanudará una vez que Hamás haya liberado a todos los rehenes. No conocemos los detalles exactos de esas garantías; he presentado algunas propuestas a los negociadores de Estados Unidos y de Hamás, pero por el momento no sé cuáles han sido las conclusiones. Tampoco conocemos con certeza los nombres de los prisioneros palestinos que serán liberados y cuáles son los términos de su liberación.

Lo que deberíamos saber es que este acuerdo podría haberse cerrado hace mucho tiempo. Hamás había aceptado las mismas condiciones en septiembre de 2024 en lo que se conoció como “Acuerdo de las tres semanas”, que yo había recibido por escrito y a través de un mensaje de voz en árabe y en inglés. Pero en ese momento la respuesta de los negociadores israelíes fue que “el primer ministro [Netanyahu] no estaba de acuerdo con poner fin a la guerra”. Aunque la propuesta del “Acuerdo de las tres semanas” llegó al escritorio del presidente [de EEUU Joe] Biden, su responsable, Bret McGurk, se negó a abandonar el pésimo acuerdo que estaba negociando.

Me reuní con los miembros del equipo negociador estadounidense en octubre de 2024 y ellos estaban tan frustrados como yo por la incapacidad para convencer a Biden y a sus colaboradores de que consideraran seriamente el acuerdo que tenían sobre la mesa. Los cataríes me invitaron a Doha en octubre de 2024 y les presenté el acuerdo aceptado por Hamás, del que estaban plenamente al tanto, pero dijeron que si los estadounidenses no aceptaban el plan, no se podía hacer nada, porque el obstáculo era Israel, no Hamás. Ese fue el mismo mensaje que recibí de los servicios secretos egipcios: Hamás estaba dispuesto a llegar a un acuerdo para liberar a todos los rehenes, dejar de gobernar Gaza y poner fin a la guerra. Pero Israel no estaba preparado para hacerlo.

El 26 de diciembre de 2024 me reuní con [el entonces jefe de los servicios secretos] Ronen Bar en su oficina en el cuartel general del Shin Bet. En ese encuentro, tres semanas antes de que Trump entrara en la Casa Blanca, se me pidió que no utilizara mis canales secretos, porque “en tres semanas habrá un acuerdo de alto el fuego”. Trump le dijo a Netanyahu que quería un alto el fuego antes de entrar en la Casa Blanca, y Ronen Bar sabía que sucedería, cosa que ocurrió el 19 de enero de 2025. Para mí era evidente que el presidente Biden proyectaba la debilidad estadounidense, mientras que el presidente Trump proyectaba la fuerza estadounidense.

A partir de ese momento, el 26 de diciembre de 2024, me quedó claro que la única forma de poner fin a la guerra era que el presidente Trump decidiera que debía terminar. A partir de ese momento mi principal compromiso fue comunicarme con Steve Witkoff y encontrar la manera de crear un canal secreto entre la parte estadounidense y Hamás, sabiendo que la negociación no tenía por qué ser necesariamente directa con la parte israelí. La parte israelí aceptaría lo que Trump les obligara a aceptar. En diciembre de 2024 Samer Sinijlawi supo que Witkoff daría una conferencia sobre bitcoin en Abu Dabi. Sugirió invertir algo de dinero para viajar allí y buscar la manera de establecer un primer contacto con Witkoff. Lo hicimos y logramos hablar con él, intercambiamos tarjetas personales y le dimos un artículo que Samer y yo habíamos escrito juntos. Esa inversión dio sus frutos.

Haciendo un salto hacia adelante, después de horas de trabajo entre bastidores, el 8 de septiembre de 2025 Hamás recibió del primer ministro de Catar la propuesta estadounidense que ayudé a redactar junto con los negociadores de Hamás. Yo estaba hablando por teléfono con la parte estadounidense en el mismo momento en que los cataríes presentaban a Hamás la propuesta estadounidense definitiva, a las 22.00 del 8 de septiembre. La parte estadounidense me dijo que Hamás tenía planeado dedicar el 9 de septiembre a discutir la propuesta y a obtener aclaraciones de los estadounidenses, a través de mi persona y de los cataríes, sobre cuestiones tales como los límites de la retirada israelí y la naturaleza de las garantías de que la guerra no se reanudaría después que Hamás liberara a todos los rehenes.

Después Israel bombardeó la casa de Khalil al Haya y esa fase de las negociaciones terminó. El 10 de septiembre uno de los negociadores de Hamás me contactó para informarme que toda la cúpula había sobrevivido al ataque y que los cataríes les habían dado instrucciones de no salir y de no usar los teléfonos en absoluto. Hamás estaba convencido de que el ataque no podría haber ocurrido sin el consentimiento de Trump. A pesar de las desmentidas estadounidenses, Hamás ya no creía que Trump y los estadounidenses estuvieran actuando de buena fe. Las garantías propuestas por los estadounidenses ya no eran relevantes. Los estadounidenses me pidieron que dijera a la cúpula de Hamás que ellos no tenían nada que ver con el ataque y que Estados Unidos y el presidente Trump seguían comprometidos a alcanzar un acuerdo para poner fin a la guerra.

Los mensajes que Hamás me enviaba eran que no tenían confianza en los estadounidenses porque Israel no podría haber atacado Doha sin el consentimiento de Estados Unidos. El 10 de septiembre a la 1:22 de la mañana Witkoff me envió el siguiente mensaje: “No tenemos nada que ver con esto. Ellos (los israelíes) nos pidieron disculpas. Su declaración lo confirma. Y el post del presidente en Truth Social lo atestigua”. Entre el ataque israelí en Doha y el 19 de septiembre, estuve trabajando sobre cómo volver al punto en el que estábamos negociando el fin de la guerra, con todos los detalles sobre la mesa. Hamás estaba en una fase de parálisis y no sabía qué hacer ni cómo volver a las conversaciones para poner fin al conflicto.

El 19 de septiembre, a última hora de la tarde, Witkoff me llamó y me dijo: “Tenemos un plan”. Tuvimos una larga conversación y yo apoyé la propuesta de los estadounidenses e hice algunas sugerencias sobre cómo convencer a Hamás de que la aceptara. Me pidieron que persuadiera a la cúpula de Hamás de que Trump era serio y quería poner fin a la guerra. En los últimos meses he estado en contacto con ocho miembros de la cúpula de Hamás fuera de Gaza. Tres de ellos participaron en las discusiones conmigo. No hice sugerencias sobre la parte israelí porque desde hacía más de un año creía que si el presidente Trump decidía que la guerra debía terminar, obligaría a Netanyahu a aceptar el acuerdo. Y es exactamente lo que ha ocurrido.

Todavía hay mucha información importante que no conocemos. He participado en las discusiones sobre todas las cuestiones, pero no estuve en Sharm el Sheij y no sé qué se decidió y qué queda por decidir. Pero lo más importante en este momento es la declaración de ambas partes de que la guerra ha terminado y no se reanudará. Los rehenes y los prisioneros serán liberados en los próximos días. Israel iniciará la retirada. En cuanto a las armas de Hamás, las discusiones y propuestas establecían que Hamás entregara sus armas (aquellas capaces de matar a varias personas simultáneamente, no necesariamente todos los fusiles) a una nueva fuerza de seguridad palestina, quizás con el apoyo de Egipto. Hamás no entregaría sus armas a Israel, pero podría hacerlo a una fuerza de seguridad palestina. No sé qué se decidió.

El nuevo gobierno de Gaza debe ser un gobierno palestino y no un mecanismo neocolonial que los palestinos no controlan. Los nombres de personalidades independientes de Gaza con un perfil público han sido comunicados a los estadounidenses y también a otros actores internacionales y árabes involucrados en el futuro y la reconstrucción de Gaza. Los nombres que Samer Sinijlawi y yo presentamos a estos importantes actores eran líderes de la sociedad civil de Gaza con quienes nos hemos reunido varias veces por zoom. Ellos redactaron y firmaron una carta dirigida al presidente Trump, que yo entregué a Witkoff en representación del presidente, en la que declaran su disponibilidad para desempeñar un papel en el gobierno de Gaza. No sabemos cómo se formará este nuevo gobierno ni cuándo asumirá el cargo. Hamás aceptó desde el principio este tipo de ejecutivo, ya el año pasado. No sabemos si Mahmoud Abbas pedirá a Nasser Elkidwa que desempeñe un papel en el gobierno de Gaza, algo que él ha dicho que estaba dispuesto a hacer.

No sabemos qué prisioneros palestinos serán liberados como parte del acuerdo ni dónde serán liberados. Es posible que se haya acordado la opción de liberar a aquellos que Israel considera más peligrosos para luego expulsarlos, pero todavía no estamos seguros. He dedicado mucho tiempo y esfuerzo a proporcionar información a los estadounidenses sobre Marwan Barghouthi. Les envié las opiniones de unos 20 israelíes muy respetados, la mayoría de los cuales estaban a favor de la liberación de Barghouthi, pero algunos israelíes muy influyentes se oponían. Los que estaban a favor hablaron del papel positivo que Barghouthi podría desempeñar para llevar el conflicto hacia un renovado proceso de paz. Quienes estaban en contra consideraban que Barghouthi no cumpliría ese rol.

En conclusión de estas primeras reflexiones: el presidente Trump merece el Premio Nobel de la Paz. Steve Witkoff es un negociador y sin él nada de esto habría sucedido. Witkoff habla en nombre del presidente y todos lo saben. El papel de Jared Kushner en este momento ha sido crucial porque en un futuro próximo Ron Dermer [ministro de Asuntos Estratégicos y jefe de la delegación israelí en Sharm El Sheij] trabajará para Kushner y no para Netanyahu. Llevar a Kushner a la ronda final de las negociaciones ha sido un movimiento brillante para neutralizar la clara función de Dermer de frustrar toda posibilidad de poner fin a la guerra. El jefe de los servicios secretos turcos es muy cercano a Witkoff y a Hamás y el intenso rol de Turquía ha sido crucial para ejercer presión sobre Hamás para que aceptara el acuerdo y no abandonara la mesa de negociaciones.

A las 2:00 de la mañana todos los que  participaban en las negociaciones entraron en una gran sala con mesas y sillas dispuestas en cuadrado. La delegación israelí se sentó justo enfrente de la delegación de Hamás. Era la primera vez en la historia que funcionarios israelíes y representantes de Hamás se sentaban en la misma sala. El acuerdo ha sido firmado y ahora debemos esperar que se implemente en su totalidad. Ya podemos volver a respirar.

(https://x.com/gershonbaskin)

 

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